Una Iglesia y miles de historias gracias a ti 08-11-2015
El próximo domingo celebramos la jornada de Germanor. Cuenta el Evangelio de san Lucas que a Jesús, además de los apóstoles y otros discípulos, lo acompañaban también un grupo de mujeres que él había curado y que le ayudaban sosteniendo su ministerio con sus bienes (Lc 8,3). También en los Hechos de los Apóstoles vemos cómo los creyentes vendían sus posesiones y entregaban el dinero de lo vendido a los apóstoles para socorrer las necesidades de los más pobres (Hch 4,34-35).
Cristo fundó la Iglesia para que continuara en este mundo su obra salvadora, y para hacerlo presente anunciando su Palabra, celebrando los sacramentos y dando testimonio de su amor en la vida de caridad. Para poder ser fiel a esta misión, la Iglesia continúa necesitando la generosidad de todos aquellos que, conscientes de su responsabilidad como cristianos, estén dispuestos a compartir sus bienes para poder cumplir el mandato del Señor.
Este año el lema de la jornada de Germanor, “Una Iglesia y miles de historias gracias a ti”, quiere concienciar a todos los fieles de la necesidad de ayudar a la Iglesia para que sirva mejor y más adecuadamente a la sociedad que nos rodea. En primer lugar, en el cumplimiento de su misión evangelizadora, con actividades formativas y catequéticas, en la conservación y construcción de templos, en el mantenimiento de instituciones educativas como son los seminarios, en las actividades pastorales con jóvenes, familias o enfermos, ayudando a nuestros misioneros, etc… Además, la Iglesia mantiene instituciones caritativas para atender las necesidades de los más pobres. Finalmente, tenemos que contribuir al sostenimiento de los presbíteros, que entregan su vida al servicio del Pueblo de Dios. Los cristianos conocemos la riqueza de la vida de la Iglesia y también sus necesidades. La colaboración económica es un gesto de comunión eclesial.
Este lema nos dice también que la finalidad última de las aportaciones de los fieles no es el sostenimiento de una institución impersonal. Lo son las personas que se ven beneficiadas por las acciones pastorales, educativas, caritativas y asistenciales de la Iglesia, que no existe para ella misma sino para servir a las personas. Detrás de cada persona a la que la comunidad eclesial ayuda hay una historia humana que, gracias a la solidaridad de los cristianos, puede convertirse en una historia de gracia. Esta es la razón fundamental que debe motivar nuestra generosidad en esta jornada de hermandad.
Como es costumbre, nuestra diócesis hace públicas estos días las cuentas del año anterior. Con ello podemos ver que gracias a que somos “una Iglesia”, que por la fe es solidaria y acogedora, se hacen posibles y reales “miles de historias” por la generosidad de los creyentes, de las familias y de tanta gente de buena voluntad que valora la amplia y profunda labor de la comunidad cristiana.
Que esta jornada nos toque al corazón. Somos “una Iglesia”, y todos somos responsables de su misión. Compartamos con ella nuestros bienes como lo hacían aquel grupo de mujeres con Jesús y los primeros cristianos con los apóstoles.
Con mi bendición,
+ Enrique Benavent Vidal
Obispo de Tortosa