Bienvenido Monseñor Sergi, nuevo obispo de Tortosa a Benicarló
Y llegó el 9 de septiembre de 2023. Monseñor Sergi Gordo Rodriguez tomó posesión en la Catedral tortosina de la diócesis. Los fieles habían rezado a espuertas desde la partida del Obispo Enrique en 2022, por el nuevo obispo desconocido, claro está; y cuando el Papa le nombró como Obispo de Tortosa el 13 de julio de 2023 ya rezábamos por el obispo electo Sergi –enseguida bien amado- , y ahora ya rezamos por el Obispo de nuestra diócesis, con más fuerza si cabe. Dwe tanto rezar ya nos parece de nuestra familia. Ya le queremos mucho y estamos muy contentos por tenerle entre nosotros. Un Obispo que nada más entrar en la catedral fuese directo al Sagrario del altar de la Cinta, la patrona de la diócesis, como lo hizo nada más entrar en san Bartolomé de Benicarló al día siguiente, a saludar a Jesús en la eucaristía… Un comienzo prometedor, pues como dice nuestro refranero donde hay patrón, no manda marinero.
Un obispo alegre y servidor -según su divisa episcopal que en latín dice: SERVITE DOMINO IN LAETITIA; un obispo que multiplicó por mil la palabra gracias, tanto en su presentación como pastor de la diócesis, como en su presentación a los fieles benicarlandos. Quien da las gracias valora al otro y cuando se valora al otro se multiplica también por mil el entorno de la amistad y del amor. Escuchar con atención y agradecer con amor paternal todo lo que le han preparado sus hijos, proyecta ya el futuro inmediato de la belleza de la familia alegre de los hijos de Dios. Sabe contar con la gente y admirarla. Así, tan bien acompañados, se anda mejor el camino de la vida en la conquista de la verdad evangélica. Ardua y prometedora tarea, pero sobremanera llena de felicidad. Servicio y alegría, alegría y servicio. Juntos, en familia, en compañía feliz.
Unas veces yendo delante del rebaño, otras caminando en medio de las ovejas, y otras apoyando desde atrás para que ninguna oveja se pierda en el camino. El pastor es un buen y alegre caminante que atiende, ayuda, ilumina, comparte, sufre con sus ovejas, una a una, y sobre todo cuando quedan heridas y enfermitas y muy necesitadas. La imagen del buen pastor nos acompañaba en el folleto de la ceremonia de los actos de la toma de posesión y celebración de la Eucaristía – el máximo regalo de Jesús próxima ya su pasión- acompañados por la 13TV, los cantos impecablemente armonizados del coro y sobre todo de la alegre compañía rezadora de los fieles. ¡Ya tenemos obispo, ya tenemos pastor! Obispo Sergi, con qué alegría lo hemos recibido. Qué bien se anda el camino con un pastor que va delante-en medio-detrás, según el paso y quehacer de las ovejas, que algunas veces obramos como cabritillos, como decimos por acá. Casualmente, bueno, mejor decir providencialmente, usted comentó en el evangelio del domingo, en Benicarló, la belleza de la corrección fraterna. Usted también la recibe, por supuesto, y también la da, porque donde la hay, la familia se convierte en un instrumento de amantes y enamorados, donde cada uno tiene su papel. Y se ejercita precisamente por el mandato-regalo de Jesús. Quien manda en este proyecto del amor, es Jesús y el Señor Obispo vive una obediencia (escucha) tierna y liberadora del tesoro escondido de la Iglesia. Para servir, servir, dice otro refrán. Quien más sirve mejor ayuda a consolidar la familia de los hijos de Dios. En sus dos actuaciones, Monseñor Sergi, se refirió a la promesa de Jesús: si dos o tres os reunís en mi nombre… Y deletreaba con entusiasmo: Y aquí somos más que dos, más que tres. ¡Olé las puertas abiertas a la esperanza fecunda!
Con qué alegría hemos recibido al pastor de la diócesis, con qué fortaleza aceptamos el don de familia presidida por Jesús que viene dispuesto a regalarnos; con qué alegría sabemos que la vida de los hijos de Dios nos regala, a caudales, ya el disfrute del cielo en la tierra. Una obediencia oracional. Y cuando uno obedece-escucha al Señor que nos ha entregado su vida, sabe y aprende a vivir en la libertad de los hijos de Dios. ¡Qué camino más atrayente para cada uno de nosotros! Y quien reza, quien ora ya sabe dónde poner los ojos, los oídos, la inteligencia y el corazón en cada una de las manifestaciones de su biografía. La obediencia, la escucha al Señor, es la flor de la humildad y el regalo apasionante de la libertad liberadora. Dios regala, espléndidamente, a lo divino.
Qué buen augurio el ofrecer su trabajo apostólico, bueno nuestro trabajo, a la Verge de la Cinta (es la Cinta nostra reina, nostra mare, nostre tresor) y al Cristo del Mar (que estás clavado en cruz por nuestro amor). El Obispo Sergi parecía que toda su vida había cantado sus himnos. ¡Caray, si parecía que era tortosino y benicarlando, en tan poco tiempo!
El final de la toma de posesión en la Catedral y el de la presentación en la parroquia benicarlanda fue una síntesis de la vida familiar. Tratarse, uno a uno. Para conocerse hay que tratarse y en este trato apuntar y aspirar hacia arriba en el amor. Todos terminaban con una sonrisa. Y es que en la familia el amor aumenta, se hace exquisito, pleno, a base de conocerse y rozarse. Bien venido Sr. Obispo y vamos a seguir rezando para que el sí suyo, el sí nuestro, se conjunten en armonía con Jesús y María, y suba, como el incienso, a la mansión celeste. Una familia donde hasta los noes se van a transformar en síes a base de amarse unos a los otros según el mandato de Jesús. Al fin y al cabo, nuestra vida es un camino, una romería con un buen término. Hemos sido creados para el amor y ser amados. Y en su compañía –gracias por venir- recorreremos alegres el camino con los ojos y corazones puestos en los de Jesús y de nuestra madre María. Bienvenido, Padre, Pastor y Obispo de la familia diocesana y parroquial. Ya percibimos su hálito pastoral, que es el de Jesús y de María. Gracias, muchas gracias por querernos tanto.
Manuel Ferrer