RECIBID EL DON DEL ESPÍRITU SANTO 18-05-2014

Estimados jóvenes, chicos y chicas que os estáis preparando para recibir el sacramento de la Confirmación. Hoy quiero dirigiros unas palabras, porque durante las próximas semanas muchos de vosotros vais a recibir el signo del don del Espíritu Santo. También tengo presentes a los 361 jóvenes de 27 parroquias a quienes he administrado este sacramento desde que soy vuestro obispo, y a quienes lo recibirán a lo largo de todo lo que queda de este año.

La Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación a la vida cristiana. Estos sacramentos confieren los dones de la Gracia sobre los que se edifica la vida cristiana. El cristiano es hecho Hijo de Dios por el Bautismo, Templo del Espíritu en la Confirmación y es plenamente incorporado al Cuerpo de Cristo por la participación en la Eucaristía. Estos tres sacramentos, siendo distintos, son también inseparables: la gracia bautismal se perfecciona en la Confirmación y alcanza su plenitud en la Eucaristía; la Confirmación desarrolla los dones recibidos en el Bautismo y prepara para participar en la Mesa Eucarística; y la Eucaristía conduce a plenitud los dones recibidos en el Bautismo y la Confirmación, y los desarrolla cada vez que el cristiano participa dignamente en ella. Por ello, quien ha recibido estos tres sacramentos, ha recibido todos los dones necesarios para edificar su vida apoyado y sostenido por la Gracia de Dios. Cada vez que administro este sacramento a un grupo de jóvenes le pido al Señor que en el futuro edifiquéis vuestra vida como cristianos.

La Gracia que se confiere en el sacramento de la Confirmación es el mismo Espíritu Santo, que viene a habitar en vuestros corazones y a hacer de vosotros un templo suyo: “mora con vosotros y está en vosotros” (Jn 14, 17). El Espíritu actúa en aquellos en quienes habita, pero su acción tiene un carácter interior: al enseñar y recordar todo lo que Cristo nos ha dicho (Cfr. Jn 14, 26), el cristiano sabe internamente lo que agrada y lo que desagrada a Dios. Porque el Espíritu da testimonio de Cristo en nuestros corazones, llegamos a tener la certeza de la fe y podemos dar testimonio de Cristo (Cfr. Jn 15, 26-27). Por la acción del Espíritu, que guía al discípulo a la verdad plena (Cfr. Jn 16, 13), éste puede llegar a la plenitud del conocimiento de Cristo. Al derramar en nuestros corazones el amor de Dios (Rm 5, 5), podemos dirigirnos a Él llamándole “Padre” (Gal 4, 6). Por la acción del Espíritu en nuestro corazón podemos confesar la fe y decir “Jesús es Señor” (1Cor 12, 3).

El día de vuestra confirmación recibiréis el don del Espíritu “tal como lo recibieron los Apóstoles el día de Pentecostés”. Si Pentecostés fue para los Apóstoles un nuevo comienzo en el camino de su fe, así también el confirmado está llamado a vivir ese nuevo comienzo con una renovada ilusión y con la fuerza del Espíritu que constantemente renueva y rejuvenece a la Iglesia.

Estos días pido al Señor que comprendáis la grandeza del don que recibís en la Confirmación y que viváis de tal modo que no pongáis triste al Espíritu Santo.

Que el Espíritu os colme con sus dones.

+ Enrique Benavent Vidal
Obispo de Tortosa