Las religiosas clarisas celebran la fiesta de San Francisco de Asís
El dia 4 de octubre, las religiosas del Convento de Santa Clara celebraron la fiesta de San Francisco de Asís, A les 19 h. se inició la Eucaristía presidida por nuestro Sr. Obispo, Mons. Sergi Gordo Rodríguez y concelebraron los sacerdotes Rvdo. Pascual Centelles y el Rvdo. José Ayllón y los jóvenes Éric i Pol hicieron de monaguillos. Participaron de la celebración algunos concejales del Ayuntamiento y un buen número de tortosinos y tortosinas.
El canto de entrada fue “Alegrémonos todos en el Señor” y a continuación unas palabras del Obispo Sergi. Hoy celebramos la fiesta de San Francisco y el Señor nos invita a confiarle nuestra vida, tomando como ejemplo a San Francisco que se la confió absolutamente. Reconozcamos que no siempre somos testimonio de ser seguidores del Señor, pero pidamos la fortaleza necesaria para seguirle siempre. Después de implorar la misericordia del Señor con el canto “Señor ten piedad” y el “Gloria” se proclamaron las lecturas. Éric la primera, del libro de l’Eclesiastés (50, 1-15) y el Salmo responsorial 15:”Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; tu eres el lote de mi heredad”. Pol proclamó la segunda lectura de la carta de San Pablo a los gálatas (Ga 6, 1-18) y después de cantar “Aleluya”, Mn. José Ayllón proclamó el Evangelio según San Mateo (11, 25-29).
El Sr. Obispo empezó la homilía diciendo que las primeras palabras iban dirigidas a la Abadesa y a las hermanas clarisas, a los sacerdotes concelebrantes, autoridades y hermanas y hermanos todos en el Señor. Dentro de pocos días se cumplirá el primer mes del inicio de mi ministerio pastoral. Es un gozo para dar gracias al Señor. Estamos celebrando con nuestras hermanas clarisas la fiesta de San Francisco de Asís que quería vivir el Evangelio cumpliéndolo al pie de la letra y con la gran humildad que le caracterizaba.
El evangelista Mateo nos habla de la importancia de la oración ante el Padre. “Yo te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra porque ocultaste estas cosas a los sabios y las revelaste a los pequeños. Todo me ha sido entregado por mi Padre y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo”. Y ¿quienes son estos sabios? Son los que les falta la verdadera sabiduría, porque pensaban que el Señor solo se revelaba a los sabios y entendidos y que los misterios de Dios eran ocultos a la gente sencilla. Pero el Señor revela la sabiduría a los pequeños como a Clara de Asís. “… si alguno se imagina ser algo. No siendo nada, a sí mismo se engaña”. Los maestros de la ley pensaban que los cinco primeros libros del Antiguo Testamento eran solo para unos pocos. Pero, de Maestro solo tenemos uno, el Señor, el Maestro por excelencia. El Señor pobre y humilde, que vive la sabiduría de la cruz de la cual nos habla el apóstol San Pablo en la carta a los gálatas. “No quiera Dios que me gloríe sino en la cruz de nuestro Señor Jesucrist”. A Francisco de Asís hay que buscarlo ante el Señor, quien nunca le defraudó.
El Papa Francisco publicó la encíclica “Laudato si” (Alabado sea el Señor) que hace referencia al cuidado de la casa común. San Francisco canta al hermano sol, a la hermana luna, a las estrellas… Y más reciente “Laudate Deo” (Alabado sea el Señor). Francisco de Asís alaba al Señor y cuando supo que iba a morir, habla de su hermana la muerte y exclama: Alabado sea el Señor por nuestra hermana la muerte. Servid al Señor con alegría, pero no una alegría bucólica, sino la alegría que tenía San Francisco, la alegría de estar con el Señor. Es la alegría de saberse todo del Señor y ante las dificultades, el hace que crezca en nosotros su gracia y sabiduría. Sabiduría humana de acertar el camino de nuestra vida, a fin que seamos capaces de aceptar las contrariedades con sabiduría, la que tiene siempre presente la mano generosa del Señor Dios, nuestro Padre. Que así sea.
A continuación las plegarias: Por la Iglesia, para que se renueve sin cesar, por el papa Francisco y por nuestro obispo Sergi, por las familias franciscanas, por los pueblos para que cesen las guerras y llegue a todos la paz y por los que estamos celebrando esta solemnidad, para que seamos puros y sencillos y amemos el mundo de hoy con el espíritu de San Francisco de Asís. Roguemos al Señor.
En el ofertorio cantamos un canto de San Francisco; después “Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo” y llegado el momento de la comunión el canto: “Oh Dios del Cielo”. Nuestro Obispo, Sergi, antes de impartir la bendición solemne, nos dijo que en las fiestas que celebran las hermanas clarisas les acompañemos. Tuvo un recuerdo por la hermana clarisa que está en el hospital y felicitó a los que celebraban su santo y ahora al salir, nos dijo, tendremos ocasión de saludarnos. Después de la bendición final cantamos: “Alabado seas mi Señor”. Acabada la celebración de la Eucaristía compartimos unas “pastas” elaboradas por las hermanas clarisas. Gracias hermanas por su buena acogida y que San Francisco y Santa Clara les ayuden y ustedes encomienden en sus oraciones nuestra ciudad, nuestra diócesis y al Sr. Obispo, padre y pastor de todos los diocesanos.
Maria Joana Querol Beltrán