LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS 08-04-2018

La educación de los hijos es uno de los deberes fundamentales que los padres tienen y que, por tanto, deben ejercer con sentido de responsabilidad moral. Ello implica que son ellos quienes tienen el derecho de tomar las decisiones fundamentales en relación con esta dimensión tan importante para la vida de sus hijos. La misión del estado consiste en garantizar para todos una educación digna, que los padres puedan ejercer este derecho sin ningún tipo de coacción y que en todos los casos se cumplan unos mínimos, tanto en los contenidos de las materias como en la transmisión de unos valores morales que aseguren la convivencia pacífica en el seno de una sociedad pluralista. No compete a las autoridades públicas impedir el ejercicio de los derechos de los padres, imponiendo a todos una determinada manera de pensar o unos valores éticos que estén en contradicción con sus creencias.

El proceso educativo es, al mismo tiempo, un camino de aprendizaje y de crecimiento personal. La educación no es únicamente comunicación de saberes. Incluye la transmisión de actitudes y de valores básicos para que la persona se integre en la sociedad conviviendo con los demás, y para que sepa afrontar las circunstancias y situaciones de la vida, buscando en todo momento la verdad y el bien. Por ello los jóvenes necesitan modelos de humanidad que les puedan ayudar a crecer como personas.

La Iglesia siempre ha estado presente en el mundo de la educación. Esta presencia se concreta fundamentalmente de dos maneras: por una parte con una red de centros educativos cuya titularidad pertenece a instituciones eclesiales, y también ofreciendo a las familias y alumnos que lo deseen la posibilidad de profundizar en el conocimiento de la fe y de la moral cristiana mediante la asignatura de religión católica que, siendo de libre elección, los centros tienen la obligación de ofrecer en virtud de los acuerdos vigentes entre la Iglesia Católica y el Estado. Esta presencia quiere ser, por parte de la Iglesia, una ayuda a las familias cristianas y a quienes lo deseen para reforzar su misión en la educación de sus hijos, y un camino para que el derecho de los padres a educarlos según sus convicciones morales y religiosas pueda hacerse realidad. Las autoridades públicas tienen la obligación de garantizar eficazmente este derecho fundamental de las familias.

Durante las próximas semanas muchas familias deberéis tomar decisiones que tienen que ver con la educación de vuestros hijos. Comienza la preparación del próximo curso escolar y, en muchos casos, ello supone la elección del centro educativo. También es el momento de inscribir a los hijos en la clase de Religión Católica. Son decisiones que se deben tomar con un gran sentido de la responsabilidad, porque son importantes para el futuro de los niños y jóvenes, ya que pueden ayudarles a crecer como personas según el modelo del hombre perfecto, que es Cristo. Os invito a informaros de vuestros derechos, a no renunciar a ejercerlos y a actuar según vuestra conciencia cristiana.

Con mi bendición y afecto.

+ Enrique Benavent Vidal
Obispo de Tortosa