“LA ALEGRÍA DE ANUNCIAR EL EVANGELIO” 16-03-2014
Este domingo celebramos el día del Seminario. Cada año, alrededor de San José, patrón de la Iglesia y de las vocaciones sacerdotales, estamos todos convocados a orar y a colaborar por aquellos que están discerniendo la vocación y por quienes ya están en camino hacia el sacerdocio.
El lema de este año se hace eco de la exhortación El gozo del evangelio, que el Santo Padre nos ha regalado. Con satisfacción la hemos recibido y con esperanza la trabajamos para que sea una ayuda en nuestro trabajo pastoral.
Para anunciar el evangelio como una palabra que lleva alegría al mundo, hemos de vivirlo con gozo. El Papa Francisco recordaba el pasado verano a los seminaristas y novicios de todo el mundo que la alegría de la fe nace del encuentro con Cristo, un encuentro en el que el Señor muestra su amor y su deseo de que nos comprometamos en el servicio de su Iglesia. La respuesta de quienes se han encontrado con Cristo es anunciar con alegría el amor de Dios para que transforme en fecundidad espiritual.
El Santo de Asís decía: “Anunciad el Evangelio siempre. Y si fuese necesario, con las palabras”. Los cristianos siempre estamos llamados a vivir lo que creemos. La coherencia de vida es una gran ayuda para nuestros jóvenes, ya que así damos testimonio del auténtico evangelio. Si vivimos la fe con alegría y asumiendo todas sus consecuencias mostraremos un tipo de vida que despertará el deseo de ser imitada.
La alegría del evangelio nos mueve a salir de nosotros mismos para encontrar primero al Señor y, habiéndolo encontrado, salir después a anunciarlo. Les decía el Papa a quienes caminan hacia la vida consagrada: “Querría una Iglesia misionera, no tan tranquila”.
Pidamos a Dios con esperanza firme que nos ayude a todos los que formamos la iglesia diocesana de Tortosa a vivir el gozo de la fe y la coherencia de vida, y a salir hacia Cristo y hacia los hermanos. Y que de nuestra siembra haya respuestas generosas a la llamada que Dios hace a vivir la alegría de anunciar su amor.
A lo largo de la historia de nuestra diócesis nunca han faltado jóvenes que han dicho sí al Señor para servir a su Iglesia. Pidamos al Beato Tortosino Manuel Domingo y Sol, apóstol de las vocaciones, que interceda ante Dios por la fecundidad pastoral de nuestra diócesis y por el aumento de jóvenes y adultos que quieran servir a Cristo en la vida sacerdotal.
Llevemos todos a nuestro Seminario Diocesano en el corazón y oremos a Dios para que bendiga a nuestros seminaristas y nos envíe santos y alegres anunciadores de su evangelio.
Que el Señor dé a los jóvenes cristianos un corazón generoso para responder a su llamada y que la Virgen María, Asunta al Cielo, titular de nuestro seminario, interceda por nosotros, por nuestro seminario y por nuestra Diócesis.
+ Enrique Benavent Vidal
Obispo de Tortosa.