DOMINGO DE LA PALABRA 27-11-2016

Los obispos de la Tarraconense hemos propuesto a las parroquias y comunidades cristianas de nuestras diócesis, que el primer domingo de Adviento sea un día en el que, sin que se minusvalore el tiempo litúrgico de preparación a la celebración de la Navidad, se ponga de manifiesto en las celebraciones de la Eucaristía dominical la importancia de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia. Nos gustaría que cada año fuese en cada comunidad eucarística un verdadero Domingo de la Palabra.

 

Gracias a Dios ya antes, pero sobre todo después del Concilio Vaticano II, el Pueblo cristiano ha ido familiarizándose cada vez más con la Palabra de Dios, y ésta ha entrado con fuerza en la vida de la Iglesia. Si contemplamos nuestra realidad eclesial, descubrimos que hoy son muchos los grupos y pequeñas comunidades de cristianos que centran su espiritualidad en la Palabra de Dios. Podemos pensar también en la gran cantidad de actividades que se organizan para facilitar un mejor acceso al conocimiento y la comprensión más profunda de la Sagrada Escritura: cursos bíblicos, peregrinaciones a Tierra Santa… No olvidemos algunas iniciativas pastorales que son muy sencillas y que han tenido una gran aceptación en el Pueblo de Dios, como las ediciones anuales del evangelio de cada día, que son de gran ayuda espiritual para tantos cristianos que no pueden participar en la celebración de la Eucaristía y que alimentan su fe con el pan cotidiano de la Palabra de Dios. Estamos convencidos de que todas estas iniciativas son una gran ayuda a la vida cristiana de muchos creyentes.

 

De cara a esta conmemoración, os invito a reflexionar sobre la importancia que damos a la Palabra de Dios en la vida concreta de nuestras parroquias, y a que no lo hagamos sólo de una manera teórica, sino aterrizando a aspectos concretos.

 

¿Cómo tratamos la Palabra en las celebraciones? ¿Los lectores se preparan la proclamación intentando comprender lo que leen? ¿Se convierte la liturgia de la Palabra en un trámite o la dignificamos en la medida de las posibilidades de cada comunidad? ¿Cómo se podría dar relieve a esta parte de la celebración de la Eucaristía? Para ayudar a los fieles a comprender la importancia de la Palabra en la celebración, este domingo podría comenzar con un signo de entronización del leccionario dominical de este ciclo.

 

Los catequistas y, sobre todo, los presbíteros no debemos olvidar nuestra responsabilidad en que la Palabra de Dios sea conocida y estimada: ¿Cómo preparamos las homilías? ¿Nos esforzamos por profundizar en el conocimiento de la Sagrada Escritura tal como ha sido interpretada por la Iglesia? Si no tenemos este deseo, nos debemos preguntar qué estamos transmitiendo en la predicación y en la catequesis.

 

Este año se proclamará cada domingo el evangelio de Sant Mateo. ¿Por qué no ofrecer allá donde sea posible algunas sesiones para conocer con más profundidad este evangelio?

 

No olvidemos lo que nos dice San Jerónimo: desconocer la Escritura es desconocer a Cristo.

 

Con mi bendición.

+ Enrique Benavent Vidal
Obispo de Tortosa