De Camino al cielo
El sábado día 4 de junio de 2022 se resumió-cerró en Tortosa, la primera etapa del Sínodo que, convocado por el Papa Francisco, se realizó durante el 2021-junio-22 en las Parroquias de Benicarló. En esta larga primera etapa han participado muchas personas. Han dialogado, han meditado textos bíblicos y evangélicos en cada una de las sesiones, han escuchado canciones, comentado obras de arte, se ha rezado muchísimo, se han presentado multitud de sugerencias, como consta en las actas remitidas al equipo de la Diócesis. Cada uno de los participantes ha expresado lo que ve, lo que siente, lo que desearía que mejorara para encontrarse y disfrutar del encuentro con Jesús-Iglesia … y, precisamente en Tortosa, en la Vigilia del Espíritu Santo, se han sintetizado-exprimido para remitirlas a la Conferencia episcopal española.
La Iglesia camina y entre santos y pecadores hacemos juntos el camino. Emocionaba observar la presencia de tantas personas de la diócesis alrededor del Sr. Obispo, sucesor de los apóstoles. Un pueblo-Iglesia que camina buscando la esencia y espíritu de la Iglesia dirigida y alentada por la fuerza divina del Espíritu Santo.
Se disfrutaba y se palpaba ver el estudio y deseos de formación con esfuerzo para ver y contemplar a la Iglesia como obra divina nacida del costado abierto de Jesucristo.
La Iglesia que es santa porque santo es Jesús y a todos nos llama a la santidad, es una luz para todos los pecadores que anhelamos vivir al estilo de Jesús durante nuestro recorrido por esta tierra de modo que se nos permita adentrarnos por las puertas del Cielo.
Una Iglesia que precisa de obreros para cuidar la viña, obreros enamorados de la Iglesia Esposa de Jesús con una Madre singular, María.
Este Sínodo es una invitación tenue y tenaz para que cada uno de nosotros nos formemos y lleguemos, con nuestras debilidades, a ser testigos de la Verdad de Cristo, saboreadores de la belleza y bondad de la Iglesia.
Saberse que cada uno de nosotros somos a la vez oveja y pastor. Oveja, que disfruta al escuchar el silbo amoroso de Jesús, y pastor, porque nuestros testimonios pueden ser luz para quienes no hayan oído, todavía, la belleza del Evangelio.
Manuel Ferrer