CRECER EN LA COMUNIÓN (II) 24-09-2017
Las orientaciones pastorales para el próximo trienio tienen una doble orientación: El primer objetivo pretende que dirijamos la mirada hacia el interior de nuestra Iglesia Diocesana, para que seamos conscientes de las realidades de vida eclesial que tenemos actualmente y que son siempre el punto de partida para todo plan de pastoral, porque la Iglesia no la inventamos nosotros de nuevo. También es bueno que reflexionemos sobre el tipo de atención pastoral que necesita cada una de las parroquias, arciprestazgos e instituciones donde la Iglesia está presente; que tengamos en cuenta la situación concreta que están viviendo los responsables de la misión de la Iglesia y sus colaboradores, y que busquemos caminos para una mejor organización y distribución del trabajo pastoral, desde una actitud abierta a una mayor coordinación y a la incorporación de nuevos agentes de pastoral.
La situación humana, social y religiosa de nuestra diócesis está cambiando rápidamente estos últimos años. Hay algunos hechos que son objetivos y ante ellos no podemos cerrar los ojos: hay una despoblación progresiva que afecta fundamentalmente a las zonas rurales, con las consecuencias preocupantes que ello conlleva para el futuro de algunos de nuestros pueblos; el fenómeno de la diversidad religiosa y cultural es ya un hecho que forma parte de nuestra vida ordinaria; el alejamiento de la Iglesia de una parte de la sociedad es también algo muy frecuente. Y estos fenómenos sociológicos, humanos y culturales tienen consecuencias, tanto en la sociedad como en la Iglesia: frecuentemente tenemos noticia de que en algún pueblo se cierra la escuela por falta de alumnos y hoy, en algunas de nuestras parroquias, la administración de los sacramentos de la iniciación cristiana y la catequesis, que son fundamentales para la transmisión de la fe y el elemento básico de la vida de una comunidad cristiana, se han convertido en un acontecimiento extraordinario. Si a estos cambios añadimos la preocupante escasez de vocaciones al ministerio sacerdotal, estamos obligados a una reflexión sobre cómo estamos llamados a vivir en el momento presente la misión de la Iglesia.
En las orientaciones pastorales esta reflexión se plantea en tres niveles. En primer lugar los sacerdotes, para evitar el peligro de la dispersión debido a la acumulación cada vez mayor de tareas, deben organizar su ministerio concreto analizando la propia vida en confrontación con el evangelio: reflexionando sobre las prioridades del Señor, ellos deben adecuar su trabajo de cada dia priorizando lo que es más fundamental e incorporando colaboradores en la misión. En segundo lugar, todos debemos tener un espíritu abierto para ayudarnos mutuamente y para dejarnos ayudar, porque somos miembros de la misma Iglesia y compartimos una misma misión. En tercer lugar, debemos ser conscientes de que no todas las realidades necesitan la misma atención pastoral, por lo que, sin abandonar a nadie, hemos de priorizar aquellas en las que está en juego la transmisión de la fe.
Con mi bendición y afecto.
+ Enrique Benavent Vidal
Obispo de Tortosa